Realizar cultivos de cobertura -como la avena- entre los ciclos de cultivos productivos puede absorber anualmente casi 2 toneladas de dióxido de carbono de la atmósfera por hectárea, la mitad de lo que genera un argentino por año, además de aportar nutrientes a la tierra y reducir el uso de agroquímicos, según un estudio de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA) y del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).
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