El entrenador sabalero fue el gran gestor de la campaña que terminó con el ascenso del Lobo. ¿Podrá repetir en el Sabalero?

El fútbol, a veces, tiene giros tan inesperados como injustos. Ezequiel Medrán lo sabe mejor que nadie. Hace apenas unos meses, su nombre estaba asociado al crecimiento y la ilusión en Gimnasia y Esgrima de Mendoza, un club que venía de pelear hasta el final por subir a Primera y que este fin de semana concretó ese sueño. Hoy, el técnico santafesino observa desde otro banco, el de Colón, donde intenta reescribir una historia que, por ahora, no tiene el mismo desenlace.

Medrán había iniciado la temporada 2025 con el Lobo mendocino, equipo al que había dotado de identidad y equilibrio. El ciclo comenzó el 9 de febrero, con un empate ante Estudiantes de Río Cuarto (1-1 en el Víctor Legrotaglie), y se extendió hasta el 20 de julio, cuando una dura derrota ante Temperley marcó el final de su etapa. En el medio, los números respaldaron su trabajo: 10 triunfos, 10 empates y solo 2 caídas.

Lo curioso del caso es que el Gimnasia que él dejó armado fue el mismo que, meses después, logró el ascenso a la Liga Profesional. Un equipo moldeado por su mano, que mantuvo la estructura y la mentalidad competitiva que había sembrado desde la temporada anterior, aquella en la que llegó a disputar la final del Reducido ante San Martín de San Juan.

El presente lo encuentra en Colón, donde el desafío es mayúsculo. El Sabalero, golpeado por una campaña irregular, apenas ganó un partido en el tramo final del torneo y no logró consolidar la idea que el entrenador intenta imponer. Aun así, su continuidad está supeditada a las elecciones del próximo 30 de noviembre.

Medrán ya demostró que puede construir proyectos que trascienden los resultados inmediatos. Lo hizo en Mendoza, con convicción y trabajo. La pregunta que se abre en Santa Fe es si podrá repetir aquella fórmula y transformar a Colón en un equipo con la misma identidad que alguna vez tuvo su Gimnasia.

Fuente: LT10.